La Universidad Nacional Autónoma de México UNAM publicó un estudio de arquitectos que evalúa las capacidades de las ciudades a partir del análisis de sus eventos tradicionales.
Un grupo de cuatro profesores de arquitectura de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, publicó los resultados del estudio en el que analizaron su ciudad y sus capacidades, a partir de la realización del Festival de la Guelaguetza que tiene origen en ritos prehispánicos y que se realiza desde 1932 cada julio y durante todo el mes, con asistencia de entre 80 y 160 mil visitantes.
Sin embargo, esta tradición cultural que cuenta con desfiles representativos de los diversos grupos que habitan la región y que además concentra muy especialmente sus espectáculos en el Auditorio Guelaguetza, construido en 1974 en el Cerro del Fortín y con capacidad para 11.000 personas; tiene un ingrediente muy especial al estar en el marco de una ciudad con un centro histórico que está declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Los investigadores, Martha Aranza Hernández Gómez, Daniel Barrera Fernández, Marco Hernández Escampa y Alejandro de Jesús Morales Basaldú; consideran que de la manera cómo se desarrollen los eventos culturales así se generará una percepción de la ciudad en los visitantes.
“Los resultados sirvieron para evidenciar la utilidad de las estrategias aplicadas en los últimos años, así como para proponer nuevas estrategias en la organización de los servicios urbanísticos reforzados durante la celebración de la Guelaguetza, lo cual afecta a la atracción y percepción de los visitantes al evento y a la imagen que la ciudad proyecta”, indicaron los investigadores.
Aspectos como la infraestructura para los espectáculos, movilidad, espacios públicos y peatonales, servicios sanitarios, de transporte, la seguridad ciudadana, la calidad de los espectáculos ofrecidos y el cumplimiento de las expectativas de los visitantes; entre otros, constituyen un conjunto de elementos que afectan la experiencia del turista y definen, en última instancia, la percepción que de la ciudad ellos se forman y difunden.
Y si se tiene en cuenta que, según los académicos, un turista o visitante que asiste a eventos culturales en lugar de visitar la ciudad para acceder a lugares históricos y otros atractivos más ‘estacionarios’, invierte y gasta más dinero, el impacto de la experiencia es fundamental para el desarrollo económico de las ciudades.
“Es por ello que los eventos culturales llegan a competir en cuanto a atractivo turístico con el patrimonio tangible en las estrategias culturales y económicas de las ciudades, debido fundamentalmente a que son más moldeables que algunos tipos de infraestructura física, cuestan menos y tienen más impacto en el corto plazo”.
El estudio ‘Eventos culturales en ciudades históricas. Impacto urbano, percepción de los visitantes e imagen de la ciudad’ fue publicado por la Revista de Patrimonio: Economía Cultural y Educación para la Paz, de la Universidad Nacional Autónoma de México, se estructuró sobre una metodología de encuestas con funcionarios, entrevistas con visitantes y observación directa del evento.
A partir de allí se estableció que al festival cultural asisten a Oaxaca un 71 % de visitantes de otros estados mexicanos, un 20 % de extranjeros y un 9 % de ciudadanos oaxaqueños y que la asistencia ha oscilado en últimos años entre 80.000 asistentes y el más reciente pico de 160.000 asistentes que demandan de servicios de todo tipo a la ciudad.
Uno de los aspectos analizados y que sirve de ejemplo para las demás ciudades fue relación Guelaguetza/ Movilidad.
Los investigadores establecieron que la mayor cantidad de personas se moviliza durante el festival caminando y el segundo modo es el taxi pese a que los trayectos son cortos. También establecieron que, pese a esas cortas distancias, los visitantes obvian el uso del transporte público.
Por otra parte, trabajaron sobre el impacto que causa en la movilidad los espectáculos que se realizan en el Auditorio que fue separado del resto de la ciudad por la construcción de la Carretera Panamericana sin una adecuada infraestructura de soporte para acogerla cantidades de peatones que se toman el espacio durante las fiestas y que quedan expuestos sobre la vía generando un riesgo de seguridad vial.
“Esta barrera se ha salvado recientemente y de forma parcial con un puente peatonal elevado, pero sigue siendo un problema de seguridad pública, accesibilidad e imagen que tanto la fila para entrar al auditorio como la salida de los asistentes se produzca directamente invadiendo esta vía primaria de alta intensidad de tráfico”, advierten los investigadores.
Así, con calificaciones entre 1 y 5, los asistentes calificaron el tráfico, por ejemplo, con entre 3 y 3.5 por los tres grupos poblacionales que participaron del estudio. Una de las calificaciones más bajas fue la limpieza de las calles con promedio de entre 2 y 3 puntos. Otros aspectos avaluados fueron conservación del patrimonio (que resultó alto), información turística, atención y trato recibido, calidad del aire y el agua, transporte público, espacios de estacionamiento y asistencia sanitaria, entre otros.
Con este tipo de investigaciones, las ciudades latinoamericanas pueden empezar a trabajar en el mejoramiento de sus servicios, tanto urbanísticos como culturales y patrimoniales para darle un impulso más eficaz y eficiente a su economía, protegiendo sus patrimonios y generando una percepción positiva que aumente su desarrollo.
