Una investigación publicada en Frontiers, una reconocida plataforma de ciencia abierta, evidencia cómo las imágenes de exposiciones, festivales y otros eventos culturales en redes sociales predicen con éxito el crecimiento económico de ciertos barrios en Londres y Nueva York e incluso su gentrificación.
El auge y la prosperidad de un barrio de la ciudad no se basa únicamente en el capital económico: la presencia de una cultura vibrante de las artes, la música y la ciencia es igualmente importante.
Así lo señala un estudio publicado en Frontiers in Physics, en el que los investigadores utilizaron imágenes de eventos culturales en las redes sociales de Londres y Nueva York para crear un modelo que pueda predecir barrios donde los residentes disfrutan de un alto nivel de bienestar e incluso que pueda anticipar la gentrificación (elitización residencial) en 5 años. Es evidente que con más de la mitad de la población mundial viviendo en ciudades, el modelo podría ayudar a gobiernos locales, tomadores de decisión y legisladores a garantizar el bienestar humano en entornos urbanos densos.
«La cultura tiene muchos beneficios para un individuo: abre nuestras mentes a nuevas experiencias emocionales y enriquece nuestras vidas», afirma Daniele Quercia, jefe del Nokia Bell Labs de Cambridge (Reino Unido). «Hemos sabido durante décadas que el ‘capital cultural’ juega un papel muy importante en el éxito de una persona. Nuestro nuevo modelo muestra la misma correlación entre los barrios y las ciudades, y los barrios que experimentan el mayor crecimiento tienen un alto capital cultural. Si una ciudad o un distrito están debatiendo si invertir en programas de arte o centros tecnológicos, la respuesta debería ser un Sí rotundo”, argumenta Quercia.
El término “capital cultural” fue acuñado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu a fines de la década de 1970, como una forma de entender cómo el conocimiento, los intereses culturales, los títulos y la exposición a actividades creativas de una persona -incluidos los viajes, el arte y la innovación tecnológica- son formas de «riqueza» que los individuos aportan al «mercado social», a sus relaciones personales y a sus comunidades. Bourdieu demostró que las personas con capital cultural similar tienden a asociarse entre sí, en lugar de salir de estos límites para construir relaciones. Estas relaciones atraen a personas con una mentalidad similar y hacen crecer vecindarios y sociedades.
Si bien las ideas de Bourdieu sobre el capital cultural aplicado a los individuos produjeron instantáneas fascinantes de la función social, el concepto tiene aplicaciones potencialmente profundas cuando se aplica a las ciudades y los barrios. Esto motivó a los investigadores Quercia, Desislava Hristova (de la Universidad de Cambridge), y Luca M. Aiello, también de Nokia Bell Labs, a encontrar una manera de rastrear cómo se desarrolla el capital cultural en las áreas urbanas.
Los investigadores accedieron a millones de imágenes de Flickr tomadas por personas que asistían a eventos culturales en Londres y en la ciudad de Nueva York durante diez años. Los eventos incluyeron festivales, bibliotecas, cine, exposiciones de arte, actuaciones musicales, exposiciones tecnológicas, muestras artesanales, restaurantes, museos, puestos de periódicos y teatro. El equipo organizó las imágenes, que tenían etiquetas de GPS que indicaban el lugar y el tiempo, en 25 categorías.
«Pudimos ver que la presencia de la cultura está directamente relacionada con el crecimiento de ciertos vecindarios, el aumento del valor de las viviendas y el ingreso medio. Nuestro modelo puede incluso predecir la gentrificación dentro de cinco años», explica Quercia. «Esto podría ayudar a los planificadores y concejales de la ciudad a pensar en intervenciones para evitar que las personas sean desplazadas como resultado de la gentrificación», añadió.
Esta investigación también refuerza el concepto desarrollado por el urbanista y académico estadounidense, Richard Florida, sobre la “clase creativa” y la “ciudad creativa”. Las teorías del profesor Florida sostienen que las áreas metropolitanas con alta concentración de trabajadores de tecnología punta, artistas, músicos, lesbianas y homosexuales, y un grupo que él describe como «bohemios de punta», se asocia con un nivel elevado de desarrollo económico. Florida sostiene que la teoría de que la clase creativa fomenta un entorno personal y profesional abierto y dinámico para una ciudad.
Eso sí, el modelo desarrollado por los investigadores de Nokia Bell Labs tiene algunas limitaciones: en primer lugar, solo funciona para ciudades de clase mundial, como Londres, Nueva York u otras, donde las tasas de penetración de las redes sociales son suficientemente altas. El enfoque tampoco funciona para las poblaciones que no tienen acceso a la tecnología, ya que depende del uso independiente de Internet y el software por parte de las personas para capturar imágenes auténticas de lo que los mueve. El modelo tampoco explica en forma detallada qué causa la gentrificación.
Aun así, las ideas generadas por este y otros modelos podrían ayudar a las personas a vivir con éxito en entornos urbanos densos, un tema cada vez más relevante. Las Naciones Unidas estiman que el 54 por ciento de la población mundial vivía en entornos urbanos en 2014 y pronostica que la cifra aumentará al 69 por ciento para 2050.
«Luego, queremos medir la salud relativa de las comunidades, observando la disponibilidad de alimentos saludables, mercados de agricultores, deportes, parques, arquitectura hermosa, etc.», dice Quercia. «Al superponer diferentes mapas entre sí, podemos crear un mapa verticalmente integrado que muestra cómo las exposiciones a diferentes influencias pueden reflejar con precisión la sensación de bienestar de un vecindario», agregó Quercia.